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jueves, 12 de mayo de 2016

Que la tribu nos cuide a los hijos. Anna Gabriel.

Anna Gabriel, ese gran personaje mitológico que está adelantando por la derecha (no es una referencia política)  a Ada Colau, nos ha dejado unas magníficas declaraciones con sus deseos de crianza grupal. Quiere tener a sus hijos "en común" y "en colectivo" y así pasarían a ser suyos todos los de la tribu. Sin tapujos ha afirmado que el concepto actual de familia es conservador y pobre.


Es fantástica esta mujer. Me tiene enamorado. Totalmente. 

Seguramente será por mi educación (pobre, carca y machista) pero me he imaginado viendo a mis 73 hijos vestidos con tapa-rabos (de cuero), jugando felices en un poblado de África. Digo 73 porque todos los niños del pueblo son míos, no porque sea un semental.

Salgo de una cabaña, absolutamente  agotado después de hacer el amor durante horas con una de las 100 mujeres del poblado (esta es la parte rollo sueño porno versión fantasma del relato) y esos 73 preciosis churumbeles corren a lanzarse en mis brazos al grito de "papá, leénos un cuento!!!"


Yo, que soy un padrazo, y no solo numéricamente hablando, les digo que faltaría más, pero, cosas de la vida, mis 73 hijos no nacieron todos a la vez, si no que hay desde de pocos meses hasta 14 años (de 15 para arriba ya los considero hijos de la vida) así que es complicado leerles a todos el mismo cuento.

Los que me conocéis sabéis que soy una persona organizada y metódica (es casi casi lo que me define) así que los separo (igual debería decir segrego) por edades: de 2-5 años (un libro de aventuras de "Tommy el oso"), de 6-10 años ("Teo va en barco") y de 11-14  años ("Diario de una colgada" o "El Principito")

El experimento es agotador: empieza bien pero acaba fatal.

Todos los del primer grupo (2-5 años) quieren estar en "mis piernecitas" mientras leo y son 24. El dolor de mis extremidades inferiores es terrible a partir de "Los osos bomberos", el tercer cuento. Cuando la cianosis, coloración azul secundaria a falta de riego sanguíneo, es evidente lo liquido de la primera  forma que se me ocurre: la muerte del oso en un incendio. Y claro, todos los niños lloran: nenazas (he hablado de mi educación machista?) 

Miro a mi alrededor buscando a los otros 84 padres y madres del poblado pero no veo a nadie. Creo que están viendo la final de la Champions (en mi imaginación el poblado tiene parabólica y nos encanta el fútbol) así que los calmo a todos (uno por uno, a los 24) y los pongo a dormir que ya es hora.

"Teo va en Barco" (de 6 a 10 años) funciona porque no se sientan en mis piernas y no tengo necesidad de hacerlo naufragar (a Teo) 20 minutos de cuento y a dormir. Triunfo total


Voy orgulloso a por el tercer grupo. Me vengo arriba y escenifico las divertidas historias de Nikki y MacKenzie de forma muy graciosa (la gracia también me adorna como virtud) y consigo unas carcajadas espectaculares que retumban por toda la aldea.  No tengo en cuenta que Las risotadas despiertan a los 24 niños del primer grupo, llorando 15 de ellos, y a 12 de los 32 del segundo grupo del que solo lloran 6. En resumen: 21 niños llorando.

Delego en Ana, la mayor del grupo, para que siga leyendo tras amenazar con dejar sin postre para siempre al que se ría alto, y consuelo y acuesto, otra vez, a los 21 llorones.

No tengo reloj pero deben ser las 23.00 horas.

Me reuno con el grupo de 10-14 años en el momento en que se acaba el libro y los acuesto rápidamente, agotado pero feliz, con la sensación del deber bien hecho y sintiéndome no un padrazo, si no el PUTO padre. 

Tan feliz estoy que entro en una maravillosa ensoñación en la que 36 madres de los niños vienen a agradecerme mis servicios (no hace falta que diga como)

Cuando estoy recibiendo mi recompensa me despierta una mano, zarandeándome. Abro los ojos y veo a mis 83 co-padres y co-madres pero no veo ni una sola mirada de gratitud. En sus ojos hay ira, enojo, incredulidad.

Sorprendido, soy conducido a un juicio sumarísimo en el que se me acusa de lo siguiente. Si sumáis salen más inquisidores que el total porque hay padres/madres (utilizaré el masculino en otro ramalazo machista) con varias quejas. 

Tema chupetes
- 16 padres están indignados porque he acostado a niños con chupetes
- 12 porque no todos llevan chupete. 
- 38 porque la esteralización no ha sido la adecuada.
- 44 porque los he esterilizado.

Forma de acostarlos
- 38 padres enfadados porque  he acostado alguno boca arriba y no de lado y, como todo el mundo sabe, eso aumenta la muerte súbita del recién nacido. 
- 22 indignados padres porque alguno lo he acostado de lado y no boca arriba y como todo el mundo sabe, eso aumenta la muerte súbita del recién nacido. 

La verdad es que ni me he fijado, los he puesto tal y como caían.... pero prefiero no decirlo para no ser acusado de pasota. 

Pañales
- 40 enfadados porque hay niños que llevan
- 42 enfadados porque los hay que no llevan

Localización de los niños 
- 35 enfados porque duermen en cuna y no en cama
-44 enfadados porque habitualemente colechan con 44 de sus padres (el grupo de presión de los colechadores) y los he puesto en cuna

Oración: 
- 35 indignados porque han rezado 
- 22 indignadas (todas madres) porque la oración ha sido el Padre Nuestrno y no un rezo a la Virgen  María (machista!!) 
- 16 creen que ha sido un rezo muy corto y sugieren un rosario por niño para la próxima ocasión. 

Y por último, todas las madres y diez padres que son muy raritos me acusan de intentar imponer el patriarcado que tanto ha costado extinguir porque el 66% (aquí estoy a punto de añadir que en realidad es el 66.66% periódico puro pero Dios, el que sea, me ilumina y me callo) de los protagonistas de los cuentos eran varones (menos mal que no me decidí por "El Principito" porque hubiera hecho el pleno) 

Me condenan a no ver la Champions en dos años y a no decirme el resultado de la final que me he perdido mientras acostaba a nuestros hijos. 

Así que me retiro, lleno de vergüenza a mi cama, en la zona de no-colecho,  e identifico mentalmente la situación de Iván y a Ana, los  que sé que tienen mi carga genética, lo que antes se llamaban MIS hijos, y planeo escapar al día siguiente. 

Nos iremos a una isla desierta y los educaré con amor, cariño y, lo más importante, como a mi me salga de las narices: con chupete hasta el año, sin colecho, con libros que me gusten sin importar el sexo del protagonista y durmiendo de lado o boca arriba, como caigan. 

Y a la tribu y a sus hijos... que les den









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